sábado, 1 de noviembre de 2008

Sobre el poemario Para no pensar de Ricardo Marín, por Felipe Granados.

Después de elaborar un largo test de qué no es y qué es un antipoeta, el único escritor auto designado como antipoeta oficial, Nicanor Parra, nos dejaba la opción abierta, sin ni siquiera aclarar que se puede escoger todas las anteriores.

En un intento de aproximación a la poesía costarricense más reciente, Juan Murillo, analizaba un grupo, siempre subjetivo como en todos los actos humanos, de poetas donde me incluía, llamándola antipoesia costarricense. Vamos de nuevo a Parra, la cita de Murillo hablaba de los poetas que bajaron del Olimpo, pero en su definición de qué es y qué no es anti, Parra dejaba un territorio tan abierto y basto como el Atacama, puestos en el contexto, podríamos resumir que la antipoesia era todo lo que no sonara a Huidobro, Neruda o De Rokha.

Axioma falso, no se puede bajar del olimpo si toda la vida viviste en Hatillo, estos poetas no bajan del olimpo, bajan de la peri y otras líneas de transporte menores.

Pero no voy a hablar en nombre de mis compañeros de oficio, esa camisa me queda muy grande, puedo hablar de mí, y puedo hablar de Ricardo porque es ahí donde quiero llegar.

Para no pensar, el libro que nos junta hoy.

Al grano, acá no existe un pequeño dios creacionista, no existe un Neruda vaca sagrada y mucho menos ese toro furioso De Rokha.

El trascendentalismo no justifica un parricidio poético, su existencia me conmueve hasta la carcajada, todo manifiesto no hace más que enumerar su colección de errores, asir algo vivo y que late como la poesía no deja de ser el viejo intento de atravesar el alfiler sobre una mariposa.

Ese insecto que fija el entomólogo, ya no es, fue.

Una mariposa no es eso disecado que se guarda en la gavetas, pero ya lo dijo Cortázar, las famas ponen calcomanías con nombre a todos los recuerdos.

Creo que en mi caso y en el de Ricardo, nuestra experiencia de lenguaje pasa antes que por Parra, por intentos poéticos más cercanos geográficamente, sin ir más allá del Caucazo, la vanguardia granadina, o el bruto maestro de la puesta en el sepulcro, o el cura que cantó a la muerte de Marilyn Monroe. Más al norte de allí, el sentido del humor y oído para el vulgo de Roque Dalton. Evidentemente no venimos de Paz, excepto algo de Joan Bernal, quizás el único místico que vale la pena escuchar, pero sí del peatón de Sabines, sí de Efraín Huerta, los inflas y si fuera hacia el sur la lista también es larga, yo cito al primer Girondo, mi intento es tocarle los calzones a la poesía, esos mismos calzones de la futura Magdalena del verso de Ricardo y en mi credo particular la figura irreverente de Luis Rogelio Nogueras. Con Jattin, ni siquiera lo intento, ese poeta es un santo y los santos se respetan.

Pero, y hago la salvedad cobarde de curarme en salud, no dejar por fuera las malas traducciones de buenas novelas gringas y europeas, (atentos a las citas de Ricardo, Kerouak, Bolaño, Kundera), mis poemas le deben más a Miller, Burrougs y Alexander Obando que a la tradición de la lírica criolla , en mi defensa diré que no escribo novela a falta de talento pero que frente a la estupida pregunta de mi libro en la isla desierta, seguramente conociendo mi afán voraz de lectura no llevaría un poemario, preferiría la novela mas gruesa de Lobo Antunes. Eso o un manual de cómo construir barcos en una isla desierta.

Creo, y en esto declaro algo que los que me leen intuyen, que mas que Parra prefiero a Ian Curtis, que más que Vallejo, le debo a Trent Reznor, que antes de tragarme la obra completa de algún lego especialista en colocar alfileres al lomo de esas mariposas, cada vez prefiero más el ultimo disco de calle trece, y si, como no, los de atrás también vienen conmigo.

El lenguaje que encontrás en este poemario esta más cerca de las cartas al profesor corazón, los masmedia digo, que la intención estética de destronar a un dios inexistente, no hay rey muerto, viva el rey.

Atreviéndome a morir apedreado diré que estoy de acuerdo con el poeta turrialbeño más leído, yo también prefiero la risa franca del mecánico, yo escribo con las manos sucias y la hoja se mancha de eso. Todos nos cansamos de tratar de aplanchar la vieja camisa de domingo en que se convirtió la poesía de Costa Rica.

Ricardo dice que le pagan con una cuenta abierta en un bar de Coro, donde se hacen bien las cosas, su trabajo de columnista de un periódico pequeño. En la oficina donde fuma y bebe café le toca lidiar con maridos que olvidaron el amor a punta de pichazos literalmente, o tal vez ya no reconocen a la que quisieron debajo de sus ojos, los de ella, moreteados. Sus poemas, dice él, a veces se le van y buscan otros trillos. Sus poemas tienen más de autobús que de antología, hieden más al cigarrillo para espantar los bichos que al insulso formol de las facultades. Inevitablemente se tiñen del sudor de la mejenga, de la gota que resbala de una Pilsen.

Lo voy a decir ya para acabar, lo que hago, ¿puedo ponerlo aquí Ricardo? Tiene más las virtudes y defectos de un andamio que la cara decorativa y prudente del altar, me parece un error que si queres escribir, escojas la carrera de filología, yo no quiero que me enseñen a leer, yo escribo, punto.

No me interesa al alfiler, devuélvanme la mariposa.

Y como bien dice Parra. Me retracto de todo lo que he dicho.

Felipe Granados. Octubre 2008

9 comentarios:

Verónica E. Díaz M. dijo...

:-)

Me quedé mirand9o la tapa del poemario :-(, cómo hago para abrirla desde aquí...

Abrazos

Dante Bertini dijo...

mi signo, escorpio, trae buenas nuevas.
congratulaciones, poeta!
y un abrazo también

Unknown dijo...

Ahh no jodás... un poeta favorito presentando el libro de mi otro favorito... hablando de similitudes y sintonías entre ambas obras... No jodás... yo quería estar ahí.

Pilar M Clares dijo...

Es un tema complicado ese de lo que es y no es, las antologías que dictan escuela y los manifiestos como se dice son ristras de mentiras o intenciones puntuales.
Es difícil hablar de la poesía desde la poesía, por otra parte. No me siento capaz de entrar en el debate, poetas y palabras, en un tiempo adecuado, vengan a mí siempre.

Besos, bien interesante

Anónimo dijo...

Hey! ¿Y aquí dónde o cómo compramos el poemario? ¡Eso es trampa! A ver si lo traes para la Feria Internacional del Libro en abril, por lo que conozco de él, aquí también será un exitazo.

Saludos y Felicitaciones desde Santo Domingo.

Anónimo dijo...

Sin duda alguna este libro va a dar de que hablar, felicidades poeta!!!!!
un abrazo.

Maria.B

Anónimo dijo...

mop! mañana 25 es la presentación de mi libro en el farolito a las 7 pm, no tengo tu correo.

tuanis!

Alexánder Obando dijo...

Inmerecida mención hace Felipe de mi persona. Sin embargo, no dejo de agradecerlo.

Navegando por este sitio encuentro una gran cantidad de amigos del ciberespacio. Me tomo pues la libertad de crear un enlace con mi blog elmasviolentoparaiso.blogspot.com.

Felicidades por tu libro, Ricardo. Se oyen cosas muy buenas de vos. Me aseguraré, por medio de los amigos de Arboleda, de conseguir un ejemplar.

Germán Hernández dijo...

Me alegra que el el primer poemario de Ricardo Marín sea tan bien recibido por propios y ajenos...

Me aburren las habladas de Granados hablando de sí mismo, según él comentando un libro...