martes, 26 de abril de 2011

martes, 7 de diciembre de 2010

QUE NO NOS DEN EL ZARPE EN EL KARAOKE 10

Los poemas de Ricardo Marín me recuerdan a Ricardo Marín, por eso es muy fácil, casi magnético, entablar un diálogo con ellos como si esos poemas se parecieran a tus amigos más claros de la infancia y a tus desastres más notables en la vida.

Es decir, por antecedentes sabemos que este brother es un abogado, pero también es una máquina de botar pelos en la ducha y un adicto a la comida para llevar, como si no le resultara suficiente que lo persiga la ropa vieja y los bares de karaoke, aunque volviendo al tema de las nostalgias culinarias el wok ausente ya no le despierta el hambre ni los jueves ni los domingos -y por eso me cuadra su poesía- porque el poeta sufre más por el chino que se fue a hacer más plata a la capital que por las sesiones intelectuales de los poetas de élite.

Así, en su carta al niño le sugiere al hijo de Dios que se orine en la cenizas del aguinaldo y que sea niño, y punto, nos da la gran tarjeta de crédito ilimitada con hospedaje en todos los destinos del mundo, porque eso es lo que hay que hacer en el fondo para escribir buenos poemas, vivir bien, leer en puta, pero sobre todo vivir al máximo, vivir con uno en los demás, con la rosa maldita en la garganta y el escupitajo de espinas en la pared.

Desde su primer libro, Richard (yo sé que hubiera sonado más cool decir el poeta Marin, pero…) nos ha dado una lección de vida que no es para menos el crucial impacto que ha tenido su talento en los bares y galerías de chepe, y digo esto con un claro panorama de comparaciones, porque no es casualidad que esto esté pasando, pues varios amigos y extraños están haciendo lo mismo, lo que es bueno pues hace falta reincidir un poco en esto de ser amigos de las palabras, ese arte a veces puesto junto a los paños más rotos del tendedero de fracasos, como ropa muriéndose de frío porque el sol no sale.

Pero qué bueno es saber que para algunos amanece sin tanta fe, porque eso es Ricardo, un hombre que lo mismo le da un día de sol o un día nublado, y no lo digo porque viva en Coronado, lo cierto es que el poeta se pone el saco todas las mañanas, mantiene a un hijo de 15 años que no es producto de sus intimidades, y bebe tal vez 2 cervezas más que su chica como un pequeño desequilibrio de compañía en una relación muy sólida. Sin tanta fe, porque no se puede tener la fe de escribir poemas buenos, sencillamente hay que vivir en lo exacto con todas las limitaciones, escribir cuando se puede y hacerlo como pasa con el hambre en tipos como Richard, un poeta que devora las cosas perdidas para encontrar el gran clavo adentro de la aguja, el adolescente que pone el Atari debajo de la cama para ver lo duro que se pone todo frente a Sabrina y su piscina, el hombre que escribe un zarpe porque en el baño se dio cuenta que podía parir una orquídea en los orinales.

Cómo me hubiera gustado que Felipe escribiera estas cosas para estar escuchando en él las cosas que digo, porque sus amigos cercanos de sus últimos años vimos siempre en él las cosas que Ricardo y otros tratamos de decir con poesía, como una conexión donde lo cierto y lo exacto se dan de abrazos y golpes. Cuántas lecturas de poesía no me hubiera perdido para estar con Felipe y Ricardo hablando de música y libros en una barra de es-tragos, donde fueran apareciendo uno a uno los personajes del Karaoke 10, y Felipe o yo comentáramos poco a poco las escenas por suceder en las servilletas rayadas por Ricardo. Los muertos están más vivos que los muertos cuando pasan estas cosas en la vida que la muerte nunca podrá entender, por eso a Ricardo le pasó lo mismo.

Lo mismo que le pasó a Ricardo le pasó a Edgar Lee Masters, un abogado que escribió en 1915 la Antología de Spoon River. Cuando este poeta de las leyes quebró todas las reglas de la poesía y escribió sus poema-epitafios, alucinantes textos en forma de cementerio, estaba pensando en el Karaoke 10 de Ricardo Marín, y como escribió tan bien Mestre: los recuerdos hermosos son fugaces como las ardillas; yo que soy bartender puedo decir que los recuerdos vividos en un bar, a pesar de las risas, los acompañamientos, las bocas, no siempre son hermosos, y eso da lugar a la otra cara de lo bello, pues uno los recuerda como lo feo más cercano a la belleza, lo digno de escribirse aunque nos duela. Lo no fugaz.

Por eso me encanta Karaoke 10, y aunque muchos sabemos que en esta ocasión el libro no expone todos sus órganos vitales, nos satisface la idea de que seguirán apareciendo más doña-s Carmen-s, más Amandas, más Oscares o albañiles que vendrán con sus historias a sentar las cosas por el culo, a dar patadas en la vida como quien desea romper las ventanas de las noches raciales, de las diferencias evidentes, cosa que no se puede, pues como lo dice Roberto Sosa al hablar de las hermosas diferencias de las tumbas en los cementerios ricos, sucumbe en su poema porque nadie podrá nunca romper la perfecta igualdad de los muertos, y eso somos todos los que entramos a un bar, alhajas perfectas de un día de trabajo, corbatas llenas de limpieza para bañarse en los chifrijos, cucharas en donde vemos reflejada la belleza, como quien entiende en una mujer añeja el deseo imperecedero de embellecerlo todo a punta de cervezas.

Y lo mejor de todo es que nos gusta vivir con estos fracasos, con esta exposición de las heridas en los museos más cruciales de la tos y la goma. La física y la moral. Pero no la doble moral porque como estos poemas lo dicen y los epitafios de Edgar Lee Masters, no hay tal Sueño Americano ni Sueño Tico, el mundo está cayéndose a pedazos y la hipocresía anda de casa en casa como un ciego que lo es sólo de lentes negros y de cinismo puesto, ese mismo que Chepe y yo hemos sacado de nuestros bares porque nos da cólera el hijueputa que hace como Chaplin hacía con el bastón cuando ya va por el chino o el más X menos.

Lo único cierto en el arte, por grotesco que este sea, es la combinación de la belleza con la verdad, pues son la misma cosa, y el poeta no tiene que mentir ni evadir las culturas de su ironía, mucho menos esconder sus vergüenzas, como el poeta de Calle 13 en donde dice que la Mala Rodríguez y todo Puerto Rico ya lo saben.

Galindo El mesero seguirá sirviendo cervezas micheladas para mujeres golpeadas; que no haga falta en una barra quien siga llorando por una Sara; ojalá que no aplaudan a aquellos que mal cantan porque es espantoso que las voces malas arruinen las verdades más potentes de las canciones; por favor que alguien le diga al cura Leonardo que este Karaoke es necesario, que no panda el cúnico de nuestras penas, que sólo vinimos a tomar.

Dennis Ávila(poeta hondureño)



Reseña sobre el libro Karaoke 10 de Ricardo Marin, que se presentará el miércoles 08 de diciembre a las 7 p.m. en el Café Kaffa, Coronado.

miércoles, 25 de agosto de 2010

jueves, 22 de julio de 2010

God bless América (o que el halcón nos agarre confesados)





Un golpe bajo. Eso es lo que la Asamblea Legislativa (con algunas excepciones) nos ha propinado con la autorización del ingreso de naves militares y soldados gringos a nuestro territorio. Un golpe bajo donde más nos duele. El convenio de Costa Rica y E.E.U.U dis que para combatir el narco en nuestras costas, viene con el siguiente arsenal: siete mil marines, 46 buques de guerra, 200 helicópteros artillados y varios aviones modernos de combate. Entre ellos: el USS KEARSARGE (LHD-3): tripulación 104 oficiales, 1004 enlistados; otra embarcación artillada, con 42 helicópteros CH-46, varios aviones AV-8B Harrier y 6 helicópteros HH-60 Blackhawks de combate aeroterrestre; USS MAKIN ISLAND: tripulación 102 oficiales, 1449 enlistados, debidamente artillada y 42 helicópteros CH-46, 5 aviones AV-8B Harrier y 6 helicópteros HH-60 Blackhawks; USS IWO JIMA (LHD-7): tripulación 73 oficiales, 1109 enlistados, artillada, con helicópteros CH-46 y 6 helicópteros HH-60 Blackhawks, todos probados en la Guerra del Golfo y otras. Todo con el sello de calidad “In god we trust”.

Fue suficiente una carta por parte del embajador estadunidense en nuestro país dirigida a la Asamblea, para que el ejército gringo tenga estadía, inmunidad y toda la luz verde en acción militar y estrategias de inteligencia en nuestros mares. Si bien es cierto que la raíz del asunto es combatir el narcotráfico, también es cierto que si algún tercero, ajeno al narco, quisiera tener un reclamo, estaría sujeto a la jurisdicción estadounidense y sus leyes militares. Es decir, estamos al borde de tener un pequeño Guantánamo flotante.

Me pregunto, si el narco es una amenaza para el mundo, como en realidad lo es, por qué no atacar el problema en su raíz, por qué no verificar que lo carteles de Colombia y México están metidos en los calzones de sus propios gobiernos. Por qué Estados Unidos es uno de los países con el mayor consumo de drogas. Por qué en los bancos gringos es donde se lava la mayor cantidad de dinero. Por qué la mayoría de capos tienen sus mansiones en Miami y no en Golfito. Por qué el diputado Francisco Chacón dice que los marines, con todo ese armamento, vienen a construir escuelitas. Por qué muchos burócratas tienen la papada llena de miedo, ahora, que se pronostica una guerra apocalíptica contra la droga. Por qué no aplicarles esas mismas leyes militares a ex secretarios de la O.E.A y ex presidentes de la República, que van a darle las gracias a la virgencita de los Ángeles porque no los sentenciaron a 25 años de cárcel, sino solo a 5 y no en la cárcel sino en sus mansiones y con toallitas húmedas por si les da diarrea. O a lo mejor sea yo el incrédulo, y este convenio nos dejará un país sin narco y delincuencia, un país modelo como Irak, Afganistán, Vietnam, Panamá, Guatemala, Puerto Rico, Indonesia, Omán, Líbano, Nicaragua y Haití, solo por nombrar algunos que el Tío Sam( directa o indirectamente) ha tratado de sacar de la miseria, el hambre y la opresión.

La verdadera historia (la que no se cuenta en la mayoría de los medios de comunicación) ha demostrado que los derramamientos de sangre y las estrategias militares en contra del narco, han sido un total y brutal fracaso. Que lo digan Los colombianos y los mexicanos que caminan en sus calles con la muerte todos los días, provocando con ello una guerra civil y desintegrando a miles de familias y fomentando una sociedad cruel y violenta. Mientras, los cárteles del narco, continúan su fiesta.



No me imagino, como explicarles a nuestros niños, cuando vean un soldado, un buque de guerra o un avión de combate por el aire, que Costa Rica es un país sin ejército. Pero sí me imagino el 15 de Setiembre, a estos soldados desfilando detrás de las bastoneras y la gente aplaudiendo con un helado entre las manos. Me imagino la satisfacción de los narcos buscando nuevas rutas, nuevos cuerpos en donde meter su negocio. Imagino también, futuros traspasos de poderes con un desfile de tanques y mísiles en pleno Paseo Colón y la mayoría de los ciudadanos felices, ondeando la banderita de las barras y las estrellas.

Somos un país donde la doble moral y la indiferencia es el mejor reality show. Un país que dentro de poco comercializará excursiones a la playa para que las familias puedan tomarse fotos con los marines, sus barcos y su sífilis patentada. Y llegará el día en que algún Popeye de estos pruebe el Cacique con Coca Cola y con acento Texano gritará a los cuatro vientos: “Viva Costa Rica Libre”. Entonces el guaro dejará de ser guaro y pondremos un avión de caza como ave nacional. Y muchos se sentirán orgullosos de tener una foto o algún suvenir de nuestro pequeño Pearl Harbor. República de las Dietas New Age o Bulimias del Absurdo se podría llamar nuestro país sino hacemos algo. O como bien dijo don Arnoldo Mora Rodríguez: “Hoy el Mesón de Rivas ha sido quemado pero al revés: los enemigos de la Patria lo han hecho desde dentro.”