jueves, 22 de julio de 2010

God bless América (o que el halcón nos agarre confesados)





Un golpe bajo. Eso es lo que la Asamblea Legislativa (con algunas excepciones) nos ha propinado con la autorización del ingreso de naves militares y soldados gringos a nuestro territorio. Un golpe bajo donde más nos duele. El convenio de Costa Rica y E.E.U.U dis que para combatir el narco en nuestras costas, viene con el siguiente arsenal: siete mil marines, 46 buques de guerra, 200 helicópteros artillados y varios aviones modernos de combate. Entre ellos: el USS KEARSARGE (LHD-3): tripulación 104 oficiales, 1004 enlistados; otra embarcación artillada, con 42 helicópteros CH-46, varios aviones AV-8B Harrier y 6 helicópteros HH-60 Blackhawks de combate aeroterrestre; USS MAKIN ISLAND: tripulación 102 oficiales, 1449 enlistados, debidamente artillada y 42 helicópteros CH-46, 5 aviones AV-8B Harrier y 6 helicópteros HH-60 Blackhawks; USS IWO JIMA (LHD-7): tripulación 73 oficiales, 1109 enlistados, artillada, con helicópteros CH-46 y 6 helicópteros HH-60 Blackhawks, todos probados en la Guerra del Golfo y otras. Todo con el sello de calidad “In god we trust”.

Fue suficiente una carta por parte del embajador estadunidense en nuestro país dirigida a la Asamblea, para que el ejército gringo tenga estadía, inmunidad y toda la luz verde en acción militar y estrategias de inteligencia en nuestros mares. Si bien es cierto que la raíz del asunto es combatir el narcotráfico, también es cierto que si algún tercero, ajeno al narco, quisiera tener un reclamo, estaría sujeto a la jurisdicción estadounidense y sus leyes militares. Es decir, estamos al borde de tener un pequeño Guantánamo flotante.

Me pregunto, si el narco es una amenaza para el mundo, como en realidad lo es, por qué no atacar el problema en su raíz, por qué no verificar que lo carteles de Colombia y México están metidos en los calzones de sus propios gobiernos. Por qué Estados Unidos es uno de los países con el mayor consumo de drogas. Por qué en los bancos gringos es donde se lava la mayor cantidad de dinero. Por qué la mayoría de capos tienen sus mansiones en Miami y no en Golfito. Por qué el diputado Francisco Chacón dice que los marines, con todo ese armamento, vienen a construir escuelitas. Por qué muchos burócratas tienen la papada llena de miedo, ahora, que se pronostica una guerra apocalíptica contra la droga. Por qué no aplicarles esas mismas leyes militares a ex secretarios de la O.E.A y ex presidentes de la República, que van a darle las gracias a la virgencita de los Ángeles porque no los sentenciaron a 25 años de cárcel, sino solo a 5 y no en la cárcel sino en sus mansiones y con toallitas húmedas por si les da diarrea. O a lo mejor sea yo el incrédulo, y este convenio nos dejará un país sin narco y delincuencia, un país modelo como Irak, Afganistán, Vietnam, Panamá, Guatemala, Puerto Rico, Indonesia, Omán, Líbano, Nicaragua y Haití, solo por nombrar algunos que el Tío Sam( directa o indirectamente) ha tratado de sacar de la miseria, el hambre y la opresión.

La verdadera historia (la que no se cuenta en la mayoría de los medios de comunicación) ha demostrado que los derramamientos de sangre y las estrategias militares en contra del narco, han sido un total y brutal fracaso. Que lo digan Los colombianos y los mexicanos que caminan en sus calles con la muerte todos los días, provocando con ello una guerra civil y desintegrando a miles de familias y fomentando una sociedad cruel y violenta. Mientras, los cárteles del narco, continúan su fiesta.



No me imagino, como explicarles a nuestros niños, cuando vean un soldado, un buque de guerra o un avión de combate por el aire, que Costa Rica es un país sin ejército. Pero sí me imagino el 15 de Setiembre, a estos soldados desfilando detrás de las bastoneras y la gente aplaudiendo con un helado entre las manos. Me imagino la satisfacción de los narcos buscando nuevas rutas, nuevos cuerpos en donde meter su negocio. Imagino también, futuros traspasos de poderes con un desfile de tanques y mísiles en pleno Paseo Colón y la mayoría de los ciudadanos felices, ondeando la banderita de las barras y las estrellas.

Somos un país donde la doble moral y la indiferencia es el mejor reality show. Un país que dentro de poco comercializará excursiones a la playa para que las familias puedan tomarse fotos con los marines, sus barcos y su sífilis patentada. Y llegará el día en que algún Popeye de estos pruebe el Cacique con Coca Cola y con acento Texano gritará a los cuatro vientos: “Viva Costa Rica Libre”. Entonces el guaro dejará de ser guaro y pondremos un avión de caza como ave nacional. Y muchos se sentirán orgullosos de tener una foto o algún suvenir de nuestro pequeño Pearl Harbor. República de las Dietas New Age o Bulimias del Absurdo se podría llamar nuestro país sino hacemos algo. O como bien dijo don Arnoldo Mora Rodríguez: “Hoy el Mesón de Rivas ha sido quemado pero al revés: los enemigos de la Patria lo han hecho desde dentro.”

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